Nos estamos quedando sin freático

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El agua subterránea es la fuente de agua dulce más grande del mundo y es de vital importancia para la producción de alimentos. Abastece a una tercera parte de la población mundial.

El agua subterránea es parte de la precipitación pluvial que se filtra a través del suelo hasta llegar al material rocoso y finalmente llega a los arroyos, lagos y océanos.

Desde la década de 1960, el aumento de las temperaturas ha visto crecer la demanda de agua para humanos, animales y plantas, lo que ha provocado un rápido aumento en el uso del agua subterránea en todo el mundo y el hundimiento de las capas freáticas.

En 2001 el Worldwatch Institute alertó por primera vez de la creciente pérdida de reservas de aguas subterráneas, pero ha sido la NASA, mediante observaciones por satélite, la que confirmó posteriormente una fuerte caída en los niveles freáticos no solamente en China, India y Estados Unidos, sino en regiones como Argentina, California, Oriente próximo y Australia.

Hay que tener en cuenta que esos países son grandes productores de cereales y que sus aguas subterráneas representan la mayor parte de las reservas de agua dulce disponibles sobre la tierra. Sandra Postel, directora del Global Water Policy Project, estimó en un libro publicado en 1999 que se extraen mil toneladas de agua subterránea para producir una tonelada de cereales.

Nueva y demoledora estimación

Un nuevo estudio realizado ahora por el hidrólogo Inge de Graaf, del Instituto de Ciencias de la Tierra y del Medio Ambiente de la Universidad de Friburgo, y publicado en la revista Nature, agrava y precisa las estimaciones previas sobre las aguas subterráneas.

Los investigadores señalan que en torno al año 2010, el 17-21% de las cuencas fluviales sufrieron una caída en la afluencia de agua subterránea a arroyos y ríos lo suficientemente grandes como para amenazar estos ecosistemas superficiales de agua dulce. Y añaden que en 2050 esta situación afectará al 42-79% de las cuencas fluviales situadas en las áreas de bombeo de aguas subterráneas.

La disminución de la capa freática provoca la reducción del flujo de agua subterránea a los arroyos y ríos, un problema particularmente grave durante la estación seca, cuando el flujo de la corriente depende casi por completo de la afluencia de agua subterránea.

Esta situación plantea una gran amenaza para los ecosistemas ribereños de agua dulce: el nivel del agua disminuye y la temperatura del agua aumenta demasiado para los organismos que viven bajo el agua, como los peces, el plancton y las plantas acuáticas.

"Los efectos ya se pueden ver en el Medio Oeste de los Estados Unidos y en el proyecto del Valle del Indo entre Afganistán y Pakistán", explica de Graaf en un comunicado.