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Dom, Nov

Besar a alguien después de consumir gluten: ¿riesgo real para celiacos?

Tecnologia
Para las personas con enfermedad celíaca, la vida social puede presentar desafíos, especialmente en lo que respecta a la contaminación cruzada. Un estudio científico reciente aborda la preocupación sobre si besar a alguien que ha consumido gluten representa un peligro. Los resultados ofrecen una perspectiva tranquilizadora para quienes deben evitar el gluten por razones de salud.

Para una persona con enfermedad celiaca, la vida social puede ser un auténtico campo de minas. La contaminación cruzada es un enemigo peligroso que está ahí presente en la forma de cómo se prepara la comida, pero también en los besos que tenemos con otras personas. De esta manera la pregunta es obligada: si mi pareja ha comido pan, pizza o pasta... ¿Es peligroso que nos besemos si soy celiaco? Para responder, tenemos por suerte a la ciencia de nuestro lado. 

Hasta ahora, las personas que se tienen que alejar del gluten por razones médicas de peso podían llegar a tener miedo por dar un beso si su pareja no se había enjuagado la boca antes o lavado los dientes. Pero la ciencia es bastante transparente en el estudio preliminar presentado en la Digestive Disease Week 2025. 

Su conclusión es bastante clara: algo de gluten se puede pasar a través de un beso entre dos personas, pero la cantidad es tan pequeña que es muy poco probable que tenga consecuencias clínicas relevantes. 

El estudio. Para llegar a esta conclusión, se reclutaron a 20 personas no celiacas que comieran un alimento con gran cantidad de gluten. Inmediatamente después, debían besar a sus parejas celiacas, haciendo que los investigadores pudieran medir la concentración de gluten en la saliva que había pasado de una boba a otra. 

Los resultados eran bastante claros: en 18 de las 20 parejas, los niveles en la saliva del receptor estaban por debajo del umbral internacional de "seguridad", que está en 20 mg, y además, ninguno reportó síntomas relacionados con la intolerancia. Aunque si antes de dar el beso se toma un poco de agua este riesgo baja aún más. 

Por qué 20 mg. Este valor umbral no es algo aleatorio, sino que resulta que está definido por la propia ciencia. Aquí entra en juego uno de los estudios de referencia, el ensayo de Catassi y colaboradores publicado en American Journal of Clinical Nutrition, que administró durante 90 días, 10 o 50 mg de gluten diarios a adultos con enfermedad celíaca tratada.​ Lo que se vio es que la exposición diaria claramente por debajo de ese rango de los 10 mg para la mayoría de los pacientes. 

Una revisión posterior en Alimentary Pharmacology & Therapeutics llegó a conclusiones similares: las dosis que empiezan a ser preocupantes se mueven en el orden de las decenas de miligramos diarios, sobre todo si se mantienen en el tiempo, no en trazas únicas aisladas.​ De esta manera, un beso aislado tiene la misma concentración de gluten que los alimentos que son categorizados como seguros. 

¿Cómo es posible que un beso después de comer una gran cantidad de alimentos con gluten no sea peligroso? Esta es la pregunta que nos hacemos tras leer estas conclusiones, y que tiene una respuesta, pero en los estudios hechos sobre los cacahuetes, otro alérgeno. 

En este caso se vio que justamente después de comer, la concentración de alérgeno en boca es realmente alto. Pero tras medidas simples como esperar unos minutos, beber agua o cepillarse los dientes, los niveles caen drásticamente. 

De esta manera, un beso no transfiere comida, sino una fracción de mililitro de saliva. Y esa saliva, minutos después de comer, ya ha “limpiado” la mayor parte de proteína que había en su interior. Y esto es válido para todas las alergias que están mediadas por la inmunoglobulina E (que es la responsable de generar la respuesta alérgica). 

Hay margen de seguridad. En el día a día las personas que son intolerables al gluten y que siguen una dieta muy estricta para evitar contaminación, lo cierto es que consumen este alérgeno. Aunque en una muy pequeña cantidad. Así lo demuestra un estudio que desarrolló técnicas para poder medir los péptidos inmunogénicos del gluten (GIP) en orina y heces. 

Los trabajos demostraban que muchas personas celiacas que siguen una dieta estricta tienen pequeñas exposiciones accidentales de forma habitual, fruto de la contaminación cruzada en la vida moderna. Sin embargo, la mayoría no muestra empeoramiento clínico ni daño intestinal si esas exposiciones son espontáneas y a muy bajas dosis. 

Un beso, en el peor de los escenarios, es exactamente eso: una exposición aislada de microdosis.

El veredicto final. Lo que este nuevo estudio aporta no es una revolución, sino una cuantificación tranquilizadora de algo que el consenso de expertos ya intuía. Incluso las principales asociaciones de pacientes, como la Celiac Disease Foundation o Coeliac UK, llevan tiempo con un mensaje práctico: el riesgo de los besos es bajo.

La única recomendación de sentido común, que sigue siendo válida, es evitar los besos justo en el momento en que la otra persona está comiendo gluten o tiene restos obvios de comida en la boca. Siempre hay que esperar un poco para que la saliva haga su efecto, pero no tiene que ser un problema más allá de esto.