Kamala Harris, ex vicepresidenta de los Estados Unidos, no ha descartado la posibilidad de buscar la presidencia en el futuro. En una entrevista reciente, expresó optimismo sobre la eventual llegada de una mujer a la presidencia del país. Sus comentarios han generado especulaciones sobre una posible candidatura en las elecciones presidenciales de 2028.
La que fuera segunda al mando en Estados Unidos, Kamala Harris, mantiene abierta la opción de competir nuevamente por la Casa Blanca, mostrando confianza en que una mujer dirigirá el gobierno estadounidense en el futuro cercano.
La figura demócrata compartió estas ideas durante una charla con la BBC, grabada para el programa de la periodista Laura Kuenssberg, de la cual la cadena anticipó algunos fragmentos.
En su primera entrevista concedida en el Reino Unido, Harris indicó que “posiblemente” algún día llegue a ocupar la presidencia. Esta declaración fue interpretada como un indicio de que podría presentarse a las elecciones presidenciales de Estados Unidos en 2028.
Harris también señaló que sus sobrinas nietas, “sin duda, en su vida”, serán testigos de una mujer al mando de la presidencia estadounidense. El reportaje completo con la cadena británica se emitirá este domingo.
A pesar de reconocer que aún no ha tomado una decisión sobre si buscará la presidencia nuevamente, subrayó su compromiso con el servicio público. “No he terminado. He dedicado toda mi carrera a una vida de servicio y es algo que siento profundamente”, afirmó.
Harris también mencionó que sus advertencias sobre un comportamiento que podría considerarse fascista por parte de Donald Trump y un gobierno con tendencias autoritarias se están haciendo realidad.
“Si observamos lo que ha ocurrido, por ejemplo, en cómo ha utilizado como arma a las agencias federales que persiguen a los adversarios políticos… (Trump) es tan susceptible que no toleró las críticas por una broma e intentó cerrar un medio de comunicación entero en el proceso”, expuso.
La ex vicepresidenta criticó con severidad a los líderes empresariales y a instituciones estadounidenses que, a su juicio, han cedido con demasiada facilidad ante las exigencias presidenciales.
