El amor, como todo, va con los tiempos. En la “sociedad moderna líquida” el amor se ve caracterizado, como todo, por el consumo desenfrenado del mismo. Lo efímero de cada cosa de existencia afecta a lo más sublime, a lo que más caracteriza a nuestra especie, que es su capacidad de amar a los demás.
El amor muere asediado por el consumo
Amor como consumo