ABC suspendió el programa de Jimmy Kimmel tras comentarios sobre el asesinato de Charlie Kirk, generando una controversia que involucra a la FCC, afiliadas de ABC y la Casa Blanca. Varias estaciones se negaron a emitir el programa, presionando a Disney, matriz de ABC, a tomar una decisión que podría tener implicaciones políticas y económicas. La situación evoca debates sobre libertad de expresión y la influencia política en los medios.
El futuro televisivo de Jimmy Kimmel quedó en duda el jueves después de que ABC suspendiera su programa nocturno tras sus comentarios sobre el asesinato de Charlie Kirk. La decisión dejó a Walt Disney Co., empresa matriz de ABC, con la responsabilidad de determinar si apoyar a Kimmel valía el riesgo comercial.
Dos compañías que operan decenas de estaciones ABC se pronunciaron en contra de Kimmel, alentadas por un regulador de la administración Trump que podría dificultar las operaciones de Disney. Sin embargo, defensores de la libertad de expresión instan a la empresa a tomar una postura firme.
Kimmel realizó comentarios en su programa el lunes y martes sobre la reacción al asesinato del activista conservador, sugiriendo que partidarios de Trump intentaban sacar provecho político de la muerte de Kirk. El presidente de la Comisión Federal de Comunicaciones (FCC), Brendan Carr, afirmó que Kimmel parecía intentar engañar al público al respecto de la ideología del acusado, Tyler Robinson.
Kimmel no ha comentado sobre la suspensión. Sus defensores argumentan que Carr malinterpretó sus palabras y que nunca sugirió explícitamente que Robinson fuera conservador. El presidente Donald Trump declaró que Kimmel tenía bajos índices de audiencia y que debería haber sido despedido hace tiempo, añadiendo que los reguladores federales deberían considerar revocar las licencias de transmisión de cadenas que “solo le dan mala publicidad”.
Más de 60 afiliadas se negaron a emitir el programa, incluyendo Sinclair Broadcast Group, que instó a Kimmel a disculparse con la familia de Kirk y a realizar una donación a Turning Point USA. Sinclair emitirá un homenaje a Kirk en el horario de Kimmel. Esta acción coordinada de varias estaciones representa una presión significativa, según Robert Thompson, del Centro Bleier de Televisión y Cultura Popular de la Universidad de Syracuse.
La situación de Kimmel recuerda a la cancelación de “The Smothers Brothers Comedy Hour” en 1969 por sus posturas contra la guerra de Vietnam. La negativa de 66 estaciones a emitir el programa de Kimmel representa un golpe financiero considerable, considerando que aproximadamente 230 estaciones transmiten la programación de ABC.
En CNBC, Carr celebró las medidas de Nexstar y Sinclair. Si bien la FCC no tiene autoridad formal sobre cadenas nacionales, sí puede suspender licencias de estaciones individuales. Carr afirmó que están “revitalizando la labor de la FCC en materia de protección del interés público”.
Para Nexstar y Sinclair, reincorporar a Kimmel podría provocar el enojo de Trump, quien erróneamente afirmó que el programa fue cancelado. Disney ya pagó 15 millones de dólares para resolver una demanda de Trump contra ABC News, y Paramount pagó 16 millones para desestimar una demanda contra “60 Minutes”. Posteriormente, la FCC aprobó la fusión de Paramount con Skydance Media.
La cancelación del programa de Stephen Colbert también generó sospechas de influencia política. El expresidente Barack Obama y la senadora Elizabeth Warren criticaron la situación, sugiriendo que las grandes empresas de medios están cediendo al autoritarismo. Bill Carter, experto en televisión nocturna, considera que Kimmel tiene pocas posibilidades de volver a ABC, pero que ceder ante las presiones sería una mancha en la reputación de Disney.
En una entrevista con Variety, Kimmel reconoció la preocupación por los ataques de la administración a los comediantes, pero afirmó que no cambiaría su forma de trabajar y esperaba el apoyo de sus colegas, incluso de la derecha, para defender su derecho a la libertad de expresión.