Las recientes declaraciones del expresidente Donald Trump, vinculando el uso de paracetamol durante el embarazo con el autismo, han reavivado un debate global sobre la seguridad de este analgésico. Especialistas dominicanos y organizaciones internacionales han refutado estas afirmaciones, respaldando el uso seguro del paracetamol bajo supervisión médica. El impacto de estas declaraciones ha afectado incluso el valor de mercado de empresas farmacéuticas, mientras la comunidad científica reafirma la falta de evidencia de una relación causal.
El paracetamol es posiblemente el analgésico más consumido a nivel mundial. Durante décadas, ha sido considerado un medicamento seguro. Sin embargo, recientes declaraciones del expresidente de Estados Unidos, Donald Trump, relacionando su uso en mujeres embarazadas con el autismo, han situado este debate en el centro de la atención pública.
El programa N Investiga señala que, en República Dominicana, obstetras y pediatras prescriben este medicamento diariamente, incluso a mujeres embarazadas. Pero, ¿cuál es la opinión de los especialistas locales ante estas advertencias?
En un comunicado, la Sociedad Dominicana de Obstetricia y Ginecología aclaró que no existe evidencia científica que vincule el uso de paracetamol durante el embarazo con el desarrollo del autismo, como lo afirmó sin fundamento Donald Trump.
Además, la entidad médica aseguró que el uso de paracetamol es seguro y necesario para controlar la fiebre y el dolor de cabeza en mujeres embarazadas.
Trump hizo esta afirmación al hablar sobre el autismo en un funeral, y al día siguiente, junto a su secretario de Salud, Robert F Kennedy, anunció la limitación del uso de paracetamol. No obstante, reconoció que sus comentarios se basaban más en su propia experiencia y sentido común que en estudios científicos.
El paracetamol, también conocido como acetaminofén o acetaminofeno, fue sintetizado en 1878, pero fue en 1955 cuando McNeil Laboratories lo introdujo en Estados Unidos, ganando popularidad en los años 60 y convirtiéndose en un medicamento de venta libre ampliamente disponible.
“Es un medicamento que se utiliza como analgésico y antipirético, con un nivel de seguridad y dosis adecuada, aceptable”, afirma la farmacéutica Karen Tamariz.
No es la primera vez que Donald Trump promueve teorías controvertidas sobre las causas del autismo. Desde antes de ser presidente, entre 2007 y 2015, hablaba públicamente de un “incremento explosivo” de autismo y lo vinculaba con las vacunas.
En esta ocasión, tanto la OMS como la Agencia Europea del Medicamento, que posee el sistema de farmacovigilancia más robusto del mundo, lo desmintieron, afirmando que en 2019 revisaron los estudios disponibles sobre niños expuestos al paracetamol en el útero y concluyeron que no se pudo establecer ninguna relación con trastornos del desarrollo neurológico.
Aunque la prevalencia de autismo en Cuba es menor a la mundial, con 3,500 “personas registradas en el espectro autista” –de acuerdo a datos de abril de 2025, del Ministerio de Salud de ese país–, el motivo no es la ausencia de paracetamol, sino la subestimación de los casos totales debido a métodos de vigilancia y recopilación, según los expertos.
En Estados Unidos, la prevalencia de autismo en niños de 8 años ha pasado de uno de cada 150 niños en el año 2000, a uno de cada 31, de acuerdo a los CDC. Expertos indican que este aumento de un 384% se debe a la ampliación de los criterios de diagnóstico, mayor concienciación social e infradiagnóstico en el pasado.
Karen Tamariz, farmacéutica, declara que “el número de autismo que ellos tengan en su población es algo que tienen que buscar en el soterrado genético, epigenético, de exposición a muchísimas otras cosas”.
Otro elemento que llamó la atención de las declaraciones de Trump fue la frecuencia con la que mencionó Tylenol.
“Él habló con el nombre de marca, del producto, y no se refirió a principios activos. Cuando nosotros en farmacología solemos hablar, nunca hablamos de nombres de marca o nombres de fantasía. Siempre hablamos por denominación común internacional, que es el nombre de principios activos”, añade Tamariz.
Tylenol no es la única marca, ya que en el mercado también están Panadol, Tempra, Dafalgan, Dolex, Apiretal, entre otras.
En medio de este debate, ha resurgido esta publicación del aparentemente perfil oficial de Tylenol en X: “De hecho, no recomendamos usar ninguno de nuestros productos durante el embarazo”.
La empresa filial fabricante de Tylenol, Kenvue, respondió a las acusaciones y al uso político de ese tuit afirmando que el mensaje fue “sacado de contexto” y reafirmando que, bajo la evidencia científica vigente, el paracetamol es la opción más segura para aliviar dolor o fiebre durante el embarazo cuando sea necesario.
Además, aseguraron que revisan continuamente la evidencia científica y que las investigaciones más sólidas no han demostrado una relación causal con el autismo u otros trastornos neurológicos.
Nos preguntamos cuáles implicaciones tendrían todos estos cuestionamientos para la empresa.
“Me imagino que se ha desplomado la venta, sobre todo en los Estados Unidos”, expresa la farmacéutica Tamariz.
De hecho, el mismo día de la medida, las acciones de Kenvue Inc. cayeron un 7,5 % en la sesión bursátil, lo que redujo el valor de mercado de la empresa en unos 2.600 millones de dólares. Mientras, en redes sociales como Tik Tok, se han viralizado videos de embarazadas tomando Tylenol a modo de demostrar que creen en lo que dice la ciencia.
“Al final, sorprende tanto la alerta sobre el Tylenol como la paradoja de un país cuyo ministro de Salud es un abogado que se guía más por rumores que por ciencia. Un escenario tan desconectado que bien podría dar cabida a otra figura pintoresca como el Dr. Fadul –con sus ‘vitaminas milagrosas’ que curan el autismo–, uniéndose a este coro donde el tremendismo se confunde con política sanitaria”, afirma la farmacéutica Tamariz.