En 2014, el Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (INABIE) puso en marcha un programa de salud bucal en escuelas públicas, buscando ofrecer limpiezas, extracciones y otros tratamientos básicos a estudiantes vulnerables. A pesar de la instalación de 58 consultorios odontológicos, la cobertura alcanza apenas el 0.8% de las escuelas, revelando una presencia limitada tras casi tres décadas. Una investigación constató limitaciones que impiden un servicio integral, pese a la inversión en equipos.
En 2014, el Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (INABIE) inauguró un plan de cuidado dental en los colegios estatales, con el objetivo de asegurar higiene dental, remociones, reparaciones y otros cuidados elementales a los alumnos más desfavorecidos, dando continuidad a un plan que iniciaron Salud Pública y Educación en 1995.
En la actualidad, el INABIE asegura haber instalado 58 espacios odontológicos en diversas zonas del país. Sin embargo, al comparar esta cifra con las 7,315 escuelas públicas existentes, la cobertura resulta ser de solo un 0.8%, mostrando un programa que, en casi treinta años, alcanza una presencia apenas simbólica.
En una visita a siete escuelas realizada por N Investiga, se verificó que, aunque se trabaja con los estudiantes, existen obstáculos que impiden proporcionar un servicio completo.
Estos son los equipos indispensables que debe tener un espacio odontológico: unidad dental, asiento, lámpara, compresor, esterilizador, equipo de rayos X y láminas. En las escuelas visitadas, la mayoría dispone de parte de estos equipos, muchos de ellos recién adquiridos.
El INABIE reconoce los desafíos, pero también resalta los avances: han aumentado de 30 a 58 módulos, con un presupuesto anual de RD$80 millones. En 2023, se aprobaron compras de materiales odontológicos por más de RD$4.7 millones y de equipos de rayos X por RD$144 millones.
No obstante, la paradoja es clara: se destinan millones a equipos nuevos que no se pueden usar por falta de materiales económicos, como cajas reveladoras o líquidos de revelado.
En algunos centros educativos, los equipos de rayos X están colocados, pero nunca se han utilizado por la carencia de las placas radiográficas.
Al consultar a una odontóloga que trabaja en la Escuela República de España, Mayra Pimentel, comentó que “esos rayos X no están funcionando, les falta la caja reveladora, la plata y los líquidos de revelación. Por eso tengo que mandar a los padres a hacer las placas fuera de la escuela.”
La encargada de salud bucal del Instituto Nacional de Bienestar Estudiantil (INABIE) confirmó que los equipos de rayos X se compraron hace un año, pero no está claro si se les agotó el suministro necesario o si nunca compraron los insumos junto con la adquisición del equipo.
Cualquiera de estas dos situaciones refleja una falta de eficiencia en el seguimiento de los procesos: comprar rayos X sin contar con los insumos necesarios o que estos se terminen representa una deficiencia en la gestión de recursos.
Es importante señalar que no solo se trata de un problema de equipos; en la Escuela República de Uruguay, existe falta de responsabilidad por parte de las odontólogas, quienes solo trabajan de 8 a 11 de la mañana. En otras, como Nuestra Señora de las Mercedes, simplemente no había personal a las 11:00 am. En Sabana Perdida, los consultorios abren solo unas pocas horas a la semana.
A finales de mes, se debe enviar un informe filmado y sellado por la directora, el cual certifica que asistieron al centro educativo de lunes a viernes. Sin embargo, hay una falta de seguimiento al personal.
A esto se añaden las condiciones ambientales desfavorables: consultorios sin ventilación, algunos abanicos dañados y sucios, un calor sofocante y polvo que entra por las ventanas abiertas. En estas circunstancias, brindar atención a los estudiantes se convierte en un verdadero desafío.
La odontóloga de la Escuela República de Brasil, Ligia Guerrero, explicó que: “sí nos afecta bastante el calor. Aquí no tenemos aire acondicionado, y muchas veces trabajamos con las ventanas abiertas, con polvo y ruido, eso dificulta atender a los niños.”
El programa de Salud Bucal Escolar representa una inversión millonaria en prevención. Sin embargo, es evidente que debe enfrentar muchos retos como: cobertura limitada, horarios reducidos, equipos subutilizados y un ambiente poco salubre. Además, hay falta de cobertura amplia, ya que los estudiantes de escuelas cercanas no siempre pueden acceder a los procedimientos. Algunas escuelas consultadas indicaron que sí permiten la atención a estudiantes externos, mientras que otras no. El INABIE establece que, idealmente, todos los niños de las escuelas aledañas deberían recibir atención.
A pesar de las limitaciones identificadas, el Programa de Salud Bucal Escolar ha representado un cambio significativo para muchos niños que nunca habían tenido acceso a un odontólogo. Para las familias más vulnerables, disponer de atención básica directamente en las escuelas significa un alivio económico y un primer paso fundamental hacia la prevención.
Los equipos están disponibles, el personal está presente y el interés institucional se mantiene. El reto ya no es empezar de cero, sino asegurar que cada consultorio funcione a plena capacidad y que los recursos lleguen a tiempo. Si esto sucede, el impacto en la salud de miles de estudiantes será profundo y duradero.